Un día de tormenta acudimos a una llamada en un chalet de la localidad madrileña de Leganés donde nos encontramos que, tras una tormenta, había atorado las tubulares de la red de saneamiento provocado por la lluvia que había caído.
Realizamos el servicio donde, al llegar allí y encontrar la instalación oculta, nos dispusimos a buscar la instalación de la red de saneamiento (con el referente de las aguas fluviales y fecales) y observamos, con los sumideros de la rampa del garaje, que había una arqueta oculta en la zona de la rampa por lo que tuvimos que picar para sacarla a la luz.
La arqueta estaba llena de hojas, tierra, etc. y era uno de los problemas que tenía el lugar. Tras limpiar la arqueta y verificar la limpieza metimos con el camión chupona la manguera para limpiar la zona con agua a presión para limpiar la tierra y todo lo que pudiera existir en la tubular.
Una vez transcurridos 30 minutos comprobamos que todas las tuberías discurrían perfectamente y así dimos por acabado el trabajo. Si se le comentó a la persona encargada que el trabajo se había hecho bien pero quedaba por comprobar el resto de la red de la instalación por si pudieran existir anomalías (posteriormente supimos que no había ocurrido nada).
Finalmente se le recomendó poner una tapa de registro de la arqueta que habíamos utilizado y picado.