La semana pasada efectuamos un desatranco en Madrid, en un chalet muy cercano al metro de Torre Arias. La llamada la realizó a nuestra oficina de Madrid la dueña de la vivienda y nos informó de que uno de sus aseos situado en el sótano de la vivienda estaba anegado de aguas fecales debido a que el inodoro no tragaba.
Rápidamente nos trasladamos a la zona dos operarios y un camión cuba de desatrancos. Una vez visto el problema, desmontamos el retrete y succionamos la suciedad fecal que nos impedía la visión.
El atranco en el alcantarillado se habia producido en la tubular que derivaba mas adelante en el colector municipal. Para disolver el taponamiento causante de la inundación introdujimos por la tubería atrancada una presión bastante fuerte superios a los 150 bares, pero a pesar de todo la obstrucción era tan fuerte que tuvimos que insistir, hasta notar que el agua fecal volvía a correr por la red de saneamiento atrancada. Nuestra cliente subió a las plantas superiores y utilizó normalmente los sanitarios de la vivienda para comprobar que el atranco en Madrid estaba resuelto definitivamente.
Era nuestra obligación informar a nuestra cliente de que este atasco había sido producido por placas de jabón solidificado que se había adherido con el tiempo a las paredes de la instalación.